lunes, 24 de febrero de 2014

La Operación Évole y su Guerra de los Tricornios


Anoche, cuando se cumplían 33 años del 23F, Jordi Évole y el equipo de Salvados (la sexta), nos ofrecieron un falso documental vendido como una verdad que iba a removernos a todos. Tema peliagudo el elegido. Para algunos una genialidad de Évole, para otros una tomadura de pelo de mal gusto. Este burro, se queda con la 1ª opción.

Conspiración. Lo que nos gusta esta palabra y lo que despierta en nuestras mentes...

     Todos nos sentábamos delante de la pantalla para asistir a la revelación de una conspiración salpicada de reuniones secretas, acuerdos de Estado,  y una puesta en escena que le daba un nuevo y sorprendente sentido a los acontecimientos que conocíamos hasta entonces. Hasta que nos desvelaron el engaño...
     Muchos montaron en cólera tras haberse tragado la bola que nos habían colado, y me incluyo porque también caí pero, tras el impulso de coger el mando a distancia y lanzarlo contra el televisor, se me dibujó una pequeña sonrisa en la cara y pensé: que fácil nos dejamos engañar, que fácil es hacernos cambiar el punto de vista sobre algo tan "conocido", que bien se lo ha montado.

     A nadie le gusta que le mientan, pero todos esos que se sienten aún ofendidos, deberían preguntarse no sólo por qué son tan fáciles de engañar, si no por qué estaban tan deseosos de creerse esa historia. Tal vez su cabreo sea consigo mismos por ver vulnerada su capacidad de crítica ante algo que cambiaba radicalmente un hecho que lleva 33 años en los libros de historia.

     En un momento en el que desconfiamos por completo de nuestros políticos y estamos dispuestos a creer a pie juntillas el sainete que Évole y compañía nos ofrecían, deberíamos pararnos a pensar lo poco que cuestionamos a quienes nos cuentan lo que hacen los políticos.
     Como se decía en el documental en relación a lo que se mostraba en los informativos: sólo existía lo que salía por televisión. ¿Sigue siendo eso verdad? ¿Damos tan fácilmente por verdadero todo lo que vemos en nuestras pantallas?
     Y cabe aún plantearnos una cuestión más inquietante: Si Gabilondo, Garci, y el resto de personalidades políticas se han prestado a esto por el mero hecho de gastar una broma, ¿qué no podría prestarse a hacer alguien que recibiese algo más beneficioso a cambio? ¿Podría alguien cambiar la historia a su antojo si diese con un medio de comunicación sin escrupulos? ¿Podría estar pasando esto con acontecimientos más cotidianos?

     Muchos han comparado la Operación Palace con el experimento radiofónico de Orson Welles, pero bien cierto es que la "Guerra de los Tricornios" de Évole ha puesto de manifiesto lo crédulos que seguimos siendo en plena era de la información. Parece que toda la información a nuestro alcance no ha conseguido que nuestra opinión y sentido crítico sea muy distinto al de las gentes de 1938.

     Terminaré recomendando a cualquiera, tanto indignado con el falso documental como los que ya hemos aceptado que es una broma, volver a verlo. Coged unas palomitas y echaos unas risas a costa de la divertida broma que Évole y Salvados nos han montado, con un guión digno de la mismísima Hora Chanante. Era tan surrealista que el propio Iñaki Gabilondo lo dice en el documental: "A veces tenemos un elefante enorme delante y no lo vemos"

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